INTRODUCCIÓN
Actualmente,
no sabemos qué importancia debemos de darle a cada cosa. La dichosa crisis
abarca el 80% de nuestra mente, pensamos en comprar y miramos los precios,
pensamos en trabajar y calculamos que encima no llegamos a final de mes. Esta
es una realidad que entorna a muchas familias de España hoy día y que
seguiremos viviéndola hasta que haya un gran cambio. Pero a pesar de ello, nos
estamos olvidando de cosas muy importantes y que damos por sabidas.
Es la
educación de nuestros hijos en casa. Y quiero centrarme ahora en los dibujos
que ellos realizan. A los cuales no les damos importancia y tienen un valor
incalculable.
Empezaré
diciendo que guardéis todos los dibujos que vuestros hijos, sobrinos o nietos
hagan, sin importar la calidad. Recogerlos en una carpeta. Ahora os contaré
como conocer mejor a vuestros hijos a través de sus dibujos.
El niño
comienza a dibujar al año de haber nacido, pero su arte no es como el de
Picasso, el niño comienza con garabatos. Los padres debemos proporcionarles
todo tipo de colores y variedad en material, para que ellos experimenten.
Cuando
comienzan a dibujar los niños, se pegan al borde de la hoja más próximo a su
cuerpo, porque su brazo no tiene la movilidad suficiente para llegar más
allá. Sus trazados serán de líneas
abiertas (línea cerrada = circulo) y de vagabundísmo por la hoja, buscando
nuevos huecos.
1-
EVOLUCIÓN DEL DIBUJO INFANTIL
El primer garabato (no siempre efectuado
sobre papel), supone la primera expresión gráfica de lo que más adelante serán
trazos que irán tomando progresivamente forma y contenido. Son los precursores de
algo más importante que vendrá después: el dibujo y la escritura.
Estos primeros "dibujos" suelen
efectuarse a partir del año y medio. Evidentemente sin intención ni capacidad
para representar formas, figuras u objetos. Sí pueden, desde un punto de vista
psicológico, permitirnos explorar algunos detalles tempranos de su afectividad
y temperamento como se expone un poco más adelante.
Sus primeros contactos con el lápiz y el papel van a ser exploratorios y
muy condicionados por las limitaciones obvias de su capacidad y maduración viso
motora.
Igual como ocurre con en otros aspectos del aprendizaje, cada niño es un mundo y seguirá su propio proceso y ciclo. Los hay más precoces y otros más lentos en la adquisición de ciertas habilidades. Ello no tiene que ser síntoma inequívoco, al menos en estas edades, de retraso o menos capacidad futura. No obstante, siempre será positivo potenciar, motivar y acompañar al niño en cualquier proceso de aprendizaje y estar atentos a cualquier problema que pudiera surgir.
Igual como ocurre con en otros aspectos del aprendizaje, cada niño es un mundo y seguirá su propio proceso y ciclo. Los hay más precoces y otros más lentos en la adquisición de ciertas habilidades. Ello no tiene que ser síntoma inequívoco, al menos en estas edades, de retraso o menos capacidad futura. No obstante, siempre será positivo potenciar, motivar y acompañar al niño en cualquier proceso de aprendizaje y estar atentos a cualquier problema que pudiera surgir.
Estamos ya en la etapa de 2,5 años aproximadamente. El niño es capaz de
dibujar círculos y combinarlo con líneas para crear nuevas formas. Son dibujos
que ya tienen cierto parecido con objetos y figuras humanas pero sin llegar a
nivel de detalle suficiente como para identificarlas plenamente.
Entre los tres y cuatro años el niño va depurando sus dibujos. La figura
humana evoluciona de un simple humanoide con piernas y cabeza a una figura más
completa en las que ya se han incorporado el cuerpo y los brazos. La cabeza con
frecuencia aparece muy grande al igual que los ojos. En los niños más
detallistas puede que también se incorpore el pelo como un elemento más.
Además aparece otro aspecto importante: la diferenciación. Cuando
se pintan varias figuras humanas, el niño es capaz de pintar en cada una de
ellas rasgos diferenciales (más grande, más pequeño, con pelo, sin pelo,
alegre, con algún objeto en la mano, etc.). Este detalle es importante dado que
es un síntoma de creatividad y de capacidad de observación del entorno.
g) El personaje en situación
g) El personaje en situación
Ahora, figuras humanas y objetos interactúan dentro del papel y el niño
puede plasmarlas no tan sólo como formas individuales sino formando parte de
una escenificación, de una situación concreta.
2- ASPECTOS A EVALUAR EN LAS PRIMERAS ETAPAS
Desde el mismo inicio del garabato podemos analizar diferentes aspectos, si
bien, cuando el dibujo toma una especial relevancia en la evaluación es a
partir de los 4 - 5 años, momento en el que está consolidado.
A continuación se exponen algunos de los elementos que pueden ser susceptibles de observación y evaluación en las primeras etapas del niño.
A continuación se exponen algunos de los elementos que pueden ser susceptibles de observación y evaluación en las primeras etapas del niño.
a) El
modo en que coge los lápices.
Lo hace de forma tranquila o lo agarra fuertemente. Su trazo será
seguramente aún torpe pero si los agarra de forma forzada puede ser un
indicador de tensión. Es aconsejable que le indiquemos tranquilamente como debe
cogerlos, pero dejándole cierta libertad en sus primeros encuentros con el
papel para que vaya experimentando.
b) La mirada y la
actitud.
¿Disfruta el niño con la actividad? ¿Solicita los lápices?
Debemos verificar si está pendiente de lo que hace fijando la mirada en el papel o simplemente se limita a hacer movimientos con el lápiz sin prestar atención. En éste último caso deberíamos intentar corregirle y que atendiera visualmente a lo que está haciendo. Si no está motivado para pintar mejor dejarlo para otro momento. No forzarlo.
Una inclinación natural hacia el dibujo es buen indicador de la capacidad de aprendizaje posterior.
c) El espacio que ocupa.
Ver el espacio que ocupa en el papel puede darnos algunas pistas. En general ocupar todo el espacio se asocia a confianza, seguridad, ganas de explorar el entorno, etc. Cuando el espacio ocupado se reduce a alguna zona en concreto o los garabatos son pequeños se interpretaría en sentido contrario, es decir, timidez, retraimiento, introversión.
d) El trazo.
Un trazo firme, seguro y estable al hacer el garabato
puede significar soltura de movimientos, ganas de explorar, de experimentar,
buena predisposición al juego, a aprender, etc. Si el trazo se efectúa con
exceso de presión o velocidad puede ser un indicador de impulsividad o falta de
control.
e) Forma.
En general, los niños empiezan dibujando formas
rectilíneas para progresivamente incorporar las formas onduladas. Una vez
pasada la etapa de los primeros garabatos, cuando se empieza a adquirir un poco
de destreza con el dibujo, las líneas rectas largas trazadas de esquina a
esquina del papel, en especial las ascendentes, pueden ser indicadores de
cierta agresividad hacia el exterior o falta de control de impulsos. Por el
contrario, los trazos con predominio de las formas onduladas o redondeadas son propios
de niños con mayor control sobre sí mismos y quizás de mayor complicidad
afectiva con las figuras de apego.
3- EL DIBUJO A PARTIR DE LOS 5 AÑOS
Como hemos visto, tras la primera etapa, el garabato se ha transformado
progresivamente en un dibujo con forma, con color e intención comunicativa que
refleja la madurez de los cambios madurativos, pero también, la forma
particular en que el niño ve y vive su mundo. El dibujo es la representación de
su universo subjetivo.
Sin embargo, es a partir de los cinco años, cuando el dibujo se convierte en una herramienta de gran utilidad en la evaluación psicológica de los niños. Acompañándolo de preguntas simples acerca de algunos de los aspectos dibujados, nos proporciona información valiosísima y el niño lo vive de forma muy natural, poco intrusiva lo que le ayuda a expresarse con libertad.
Sin embargo, es a partir de los cinco años, cuando el dibujo se convierte en una herramienta de gran utilidad en la evaluación psicológica de los niños. Acompañándolo de preguntas simples acerca de algunos de los aspectos dibujados, nos proporciona información valiosísima y el niño lo vive de forma muy natural, poco intrusiva lo que le ayuda a expresarse con libertad.
4- RASGOS PSICOLÓGICOS Y SU EXPRESIÓN
EN EL DIBUJO
La siguiente tabla muestra un
resumen de algunos rasgos psicológicos y su expresión en el papel. Esta
exposición pretende ser aproximativa. No deben, en todo caso, interpretarse las
asociaciones de determinadas características con evidencias ciertas de la
presencia de determinadas conductas o patrones emocionales. Los datos expuestos
obedecen a probabilidades estadísticas no a hechos con seguridad absoluta. Se
trata sólo de pistas que pueden orientar una evaluación más objetiva y
especializada en los ámbitos que se consideren relevantes.
Rasgos Psicológicos:
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Indicadores gráficos:
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Agresividad, desobediencia
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Presencia de dientes muy destacados. Brazos largos
con manos cerradas. Garras en lugar de dedos. Formas con trazos rectos muy
alargados y en sentido ascendente. Marcada asimetría de las extremidades
cuando se representan personas. Dibujo de números, letras, signos u objetos
repetidos siguiendo una progresión ascendente en su tamaño.
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Ansiedad - Temor
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Los temores infantiles se manifiestan en el dibujo
mediante un grafismo reducido, indeciso, pequeño, simple en su forma. En
ocasiones, el niño puede preferir dibujarse dentro de una casa, vehículo,
etc. que le proporcione cobijo frente al mundo externo y sus fantasmas. Poca
expresividad en las caras. Si el temor es hacia alguna persona en concreto,
la representará con brazos cortos o sin ellos. La presencia de ansiedad puede
reflejarse también en el sombreado de la cara (parcial o total) siendo muy
significativo entre los 5 y 12 años.
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Motivación para el Aprendizaje y la
Escuela
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Dibujos bien proporcionados enriquecidos con algunos
detalles. Las caras suelen representarse con grandes ojos, hay expresión, el
cuello suele estar presente. El dibujo está bastante centrado y ocupa buena
parte del papel. Brazos abiertos y piernas bien definidas. Caras sonrientes,
elementos extra como pequeños animales (caracoles, mariposas...).
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Egocentrismo
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Cabeza grande, formas exageradas. Si se trata de un
dibujo de familia o de varias personas, el niño se dibuja primero y aparece
notablemente más grande que los demás.
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Comportamientos y pensamientos obsesivos
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El dibujo se realiza siempre con un método muy
similar, siguiendo una misma rutina un mismo tema o colores. Es un dibujo elaborado
que crea mucha ansiedad al niño si se equivoca o cree que no le ha quedado
bien. Necesidad de borrar con frecuencia. Trazos simples muy repetitivos
pueden estar asociados a discapacidad mental.
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Inseguridad
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Brazos y manos pequeñas y/o pegados al cuerpo.
Piernas delgadas o inestables. Trazo irregular, inseguro, fallos con
rectificaciones frecuentes. Figuras comprimidas o pequeñas. Inclinación de la
figura en 15º o más.
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Perseverancia
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Figuras bien contorneadas. Riqueza de detalles. Los
personajes aparecen con el rostro expresivo y con todos los elementos.
Cabello bien definido. Si se utiliza el color se ha rellenado gran parte del
dibujo. Trazo pausado poco impulsivo. Buena atención.
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Déficit atencional. Impulsividad
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Dibujo desorganizado. Normalmente a mayor déficit
atencional menor capacidad para estructurar un dibujo global. El niño
preferirá dibujar pequeños objetos inconexos de diferentes temáticas y
formas. Poca definición, pobreza de detalles. Objetos irreales o muy
distorsionados. Cuando coinciden déficit atencional e impulsividad el dibujo
pasa a ser más una descarga tensionar que una actividad placentera. El niño
dibujará sólo elementos de su interés y tenderá a ocupar todo el espacio del
papel con pocas formas mal dispuestas.
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Lateralidad Cruzada
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La lateralidad cruzada se manifestará por la
presencia de figuras, letras o números en forma invertida (como reflejadas en
espejo). El trazo del dibujo será irregular con formas distorsionadas.
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Autocontrol
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Simetría en el dibujo. Formas onduladas, bien
proporcionadas. Si el dibujo está coloreado no se traspasan los límites del
contorno.
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Autoestima
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Buena organización del espacio. Brazos y manos
abiertos. Tamaño de la figura grande. El dibujo suele ocupar casi todo el
espacio del papel con una distribución adecuada. Expresión positiva en las
caras cuando aparecen varias figuras.
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Problemas de relación social o con sus
iguales
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Brazos pegados al cuerpo, expresión neutra o triste.
La figura puede mostrarse indistintamente (según como lo vive el niño) grande
o pequeña. Grande cuando se vive la situación como agresión hacia uno mismo y
hay que responder o plantar cara. Pequeña cuando el sentimiento es de
indefensión, temor o incapacidad.
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Discapacidad Mental
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El rasgo fundamental es la pobreza y poca
variabilidad de los detalles. Dependiendo del nivel cognitivo el niño, éste
puede efectuar el dibujo de una figura humana pero será incapaz de introducir
variaciones significativas para distinguir, por ejemplo, un hombre de una
mujer. Asimetría en las extremidades y/o poca integración de las partes.
|
Fuente: http://www.psicodiagnosis.es/areaespecializada/instrumentosdeevaluacion/eldibujoinfantilysusignificadopsicologico/
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