CONSEJOS PARA MEJORAR RESULTADOS
1. General
Si hay algo
que más odia un profesor es que no se le haga caso cuando habla y cuando corrige un error del tipo que sea. Cuando
habla porque no puede comunicar todo aquello que está deseando transmitir, es
decir, habla para sordos, para las paredes, no hay comunicación. Y cuando
corrige porque aparece la sombra de que el alumno no asimila las correcciones,
y puede llegar a pensar eso de «¿Para qué trabajo yo tanto si no sirve para
nada?»: el alumno repite una y otra vez los mismos errores ya corregidos. Hay
personas que, ante este hecho, se desmoralizan, se desmotivan, tiran la toalla,
piensan razonablemente que un alumno determinado nunca aprenderá y, por
consiguiente, piensa que es bobada continuar, es perder un valioso tiempo. En
cambio, otras personas siguen y siguen (paciencia y cabezonería productiva)
para ver si en algún momento ese alumno de mente distraída se centra alguna vez y comienza a aprender lo que tiene
que aprender. Si después de todos los esfuerzos, un alumno sigue igual,
entonces es que ese alumno tiene un problema grave.
Consejo: escuchar y asimilar las correcciones para no repetir
los errores tiene premio. El profesor percibe que el alumno es bueno y que
merece la pena trabajar con él y para él. El resultado es que ese alumno
obtiene mejores notas.
2. Tareas
Otra de las
causas de desmotivación y de percepción muy negativa del alumnado es que el
alumno no haga en casa lo que tiene que hacer: leer un documento (artículo,
capítulo de un libro, texto elaborado por el profesor, etc.), consultar alguna
página web, buscar información de diversas fuentes, elaborar un documento… Y
si, además, la lectura o la elaboración de un documento es requisito previo
para poder hacer una determinada actividad, la pecepción que tiene el profesor
de ese alumno es desastrosa: el alumno «pasa» de la asignatura. Ante este hecho
se puede actuar de dos formas: a) pasar también del alumno, b) darle un ejemplo
para que vea que es un impresentable, y no pasar de él, sino todo lo contrario.
Consejo: cumplir con las tareas tiene premio. El profesor
percibe que el alumno es serio y responsable y que el tiempo dedicado a él ha
estado muy bien empleado. El resultado es que el alumno obtiene mejores notas.
3. Trabajos
·
No hay nada que
más moleste a un profesor que un alumno presente un trabajo copiado de
cualquier fuente. Ello se ve ya desde la primera línea; nada más empezar.a
leer, uno ya se da cuenta de lo que hay. El alumno no es consciente de que el
profesor es persona «leída», que sabe su materia y las fuentes de donde un
alumno ha sacado la información. Además, si el profesor tiene experiencia, en
pocos segundos desmonta un trabajo copiado.
·
La presentación
es crucial. No es necesario gastar dinero. Me refiero a la calidad de la
presentación en su sentido más extenso: estructura coherente del trabajo,
contenido relevante, uso de bibliografía actualizada, márgenes, divisiones
internas en apartados y subapartados, tipo y tamaño de la letra, imágenes
significativas, forma de citar señalada por el profesor, etcétera.
·
Redacción,
ortografía y ortotipografía. Un trabajo defectuoso en este campo es la causa de
que la valoración sea muy escasa; es decir, puede dar al traste con todo el tiempo
empleado por un alumno en la elaboración del trabajo. Por redacción me refiero
a párrafos o fragmentos que no se entienden; es decir, no se sabe qué es lo que
el alumno quiere decir exactamente., o fragmentos directamente mal escritos por
escaso dominio de la lengua. En cuanto a la ortografía, no hay mucho que decir:
un trabajo con faltas de ortografía (literal, acentual, de la palabra y
puntuación) no debería ser evaluado; en este caso, el alumno debe repetirlo y
presentarlo decentemente. Por su parte, la ortotipografía (ortografía técnica)
tiene que ver con la competencia textual escrita en su aspecto tipográfico:
reglas por las que se rige la composición de un texto impreso mediante recursos
tipográficos: presentación de apartados, subaparatados, clasificaciones, confección
bibliográfica, formas de cita en el cuerpo del texto, forma de cita en las
notas a pie de página, formas de hacer cualquier referencia, confección de índices,
etcétera.
4.
Exámenes
Para tener
éxito en los exámenes no es suficiente saber los contenidos; se requieren habilidades
concretas y estrategias de exposición:
·
Reproducir sin
más la información contenida en los apuntes demuestra que el alumno tiene muy
buena memoria pero también que es incapaz de hacer algo por su cuenta. Siempre
que se pueda, hay que introducir información relevante obtenida de cualquier
fuente o pensada por el propio estudiante cuando el tema lo permita.
·
Siempre hay que
poner ejemplos de todo lo que se diga: una teoría sin pruebas (ejemplos) no
sirve absolutamente para nada. En argumentación, un tipo de argumento es,
precisamente, el ejemplo (argumento por el ejemplo). En la vida real: denunciar
sin pruebas. En este caso, las consecuencias son dramáticas para quien denuncia
sin pruebas. En la argumentación científica, la falta de pruebas tiene como
consecuencia que la supuesta tesis se queda en una simple opinión fácilmente
rebatible. En los exámenes los ejemplos son obligatorios; de otra forma, la
valoración y calificación es muy escasa.
·
Presentación del
examen. No debería aceptarse un examen incorrectamente presentado: sin
márgenes, con letra ilegible (el estudiante debe ser consciente de que otra
persona leerá lo que ha escrito), con tachones, con correcciones tipescas (el
típex es enemigo del estudiante), sin orden ni estructura del contenido, con
faltas de ortografía (y repetición una vez más de aquellos errores corregidos
por el profesor [¡ello es indignante!], mal redactado (no se entiende lo que el
alumno quiere decir), con información grotesca (las tonterías que a veces se
dicen) e irrelevante (información no ajustada a lo que se pregunta). Todo ello
hace que el alumno demuestre que no es competente y, por lo tanto, no debe ni
puede superar la pueba.
Consejo: convertir en positivo todo lo negativo y el
resultado será extraordinario.
5.
Exposiciones orales
Ya tenéis
alguna información al respecto. Ahora solamente voy a insistir en algunos aspectos
básicos: hablar despacio, vocalizar, no
transmitir nerviosismo ni mostrar que se tiene prisa por acabar («Acabar antes
de empezar»), no correr por pretender comunicar mucha información, ajustarse al
tiempo establecido y dominar el tema que se aborda. Si la exposición se hace
sentado, no jugar con objetos ni tocarse el pelito constantemente. Si la
exposición se hace de pie, no balancearse como bandera al viento, ni contonearse
ni bailar (el contexto-situación no es una discoteca ni un bar musical), no
moverse de un lado para otro como tigre enjaulado ni pegarse a objetos inertes
(no hay que esconderse ni formar parte del decorado). Las manos deben verse;
por lo tanto, no hay que ocultarlas en los bolsillos. Quien escucha desea
recibir información coherente, estructurada y entendible. Si se expone texto escrito,
lo peor que se puede hacer es presentarlo de forma desordenada y con errores.
Sería información defectuosa e impresentable.
Consejo: preparación, competencia, dominio de la situación e
ilusión por transmitir información; alegría en la exposición y énfasis en
puntos concretos del contenido.
Fuente: José Vidal Torres.
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